De las comidas compartidas a la hora del recreo

En 2018, gracias al generoso apoyo de nuestros donantes, pudimos comprar mesas y sillas para nuestro ministerio aquí en la zona rural de Honduras. Nunca imaginamos cómo estos sencillos muebles se convertirían en una fuente de alegría y conexión para nuestra comunidad con el paso de los años. La semana pasada, nuestras mesas y sillas se embarcaron en una aventura vertiginosa, sirviendo como escenario para la confraternidad, la celebración y el juego.

En 2018, compramos 50 sillas y 6 mesas grandes gracias a las generosas donaciones de nuestros socios ministeriales.

La semana comenzó con un evento único: una comida compartida en una iglesia local que celebraba su sexto aniversario. Las comidas compartidas no son comunes en Honduras, así que fue una ocasión especial ver a la familia de la iglesia reunida alrededor de nuestras mesas, compartiendo una comida y risas. El ambiente se llenó de calidez y gratitud mientras disfrutaban de esta inusual oportunidad de comer juntos.

Nuestra iglesia local organizó una gran celebración que incluyó un almuerzo compartido, una rareza en la cultura de la iglesia hondureña.

A continuación, nuestras mesas y sillas sirvieron de escenario para una cena de Acción de Gracias para los misioneros de nuestra zona. Si bien el Día de Acción de Gracias no es una festividad celebrada en Honduras, fue una oportunidad para que estos misioneros experimentaran un poco de su hogar. Organizada por otra pareja en su casa, la reunión fue un recordatorio del amor y el apoyo que compartimos como comunidad misionera, y nuestras mesas y sillas sirvieron como base para esta comida especial.

Los amigos organizaron una cena de Acción de Gracias para todos los misioneros de la zona para celebrar juntos el Día de Acción de Gracias, ¡con pavo completo incluido!

Pero las aventuras no terminaron ahí. Durante el fin de semana, nuestro programa del Club Aslan transformó las mesas en una vibrante ciudad de cartón. Como parte de nuestra unidad de servicio al prójimo, construimos una ciudad de juguete con panadería, estadio de fútbol, ​​tiendas, restaurante, casas, banco, iglesia y gasolinera. Invitamos a los pequeños a jugar con Hot Wheels en la ciudad; sus rostros se iluminaron de emoción y creatividad mientras exploraban este mundo en miniatura que creamos juntos.

Los jóvenes del Club Aslan diseñaron y construyeron una ciudad de cartón para que sus hermanos y hermanas pequeños jueguen con Hot Wheels.

Desde comidas compartidas hasta juegos, nuestras mesas y sillas lo han vivido todo esta semana. Han sido un catalizador para la comunidad, un símbolo de generosidad y una herramienta para el ministerio. Estamos muy agradecidos por las donaciones que hicieron posible adquirir estas mesas y sillas en 2018, y por las innumerables maneras en que se han utilizado para compartir el amor de Dios desde entonces.

Al reflexionar sobre esta "semana en la vida" de nuestras mesas y sillas, recordamos el increíble impacto que pueden tener los simples actos de bondad. Agradecemos la oportunidad de servir y conectar con nuestra comunidad, y esperamos con ansias las muchas otras maneras en que estas mesas y sillas se usarán para bendecir a otros en los años venideros.