El inglés es una materia obligatoria en todas las escuelas hondureñas. Sin embargo, la grave escasez de hablantes de inglés significa que los estudiantes de las escuelas rurales rara vez reciben una instrucción de calidad. No somos profesores, pero hablamos inglés y eso nos convierte en instructores excepcionalmente calificados. Trabajamos dos días a la semana en una escuela pública rural enseñando a niños de 5 a 15 años. También impartimos una clase para adultos para líderes de la iglesia y socios del ministerio una noche a la semana. Incluso hemos desarrollado un plan de estudios basado en nuestra propia experiencia de aprendizaje del idioma. Mientras trabajamos para dominar el idioma, centramos nuestra energía en construir relaciones sólidas y compartir nuestros valores cristianos.

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Aunque nos mostramos reacios a asumir este papel, nos ha sorprendido cómo Dios ha utilizado la enseñanza del inglés para abrir puertas al ministerio en nuestra comunidad. Su donación nos ayuda a brindar clases y materiales que hacen crecer e inspiran a nuestros estudiantes, al mismo tiempo que nos da oportunidades de compartir nuestra relación con Cristo todos los días.